Lo que ocurre en la actualidad es que las propuestas de telemedicina se igualan a teleconsulta entre médico y paciente, cuando en realidad deberían reservarse a instancias de intercambio que garanticen la presencia constante de profesionales. Por ejemplo, la interconsulta entre dos especialistas.
Desde la AMAP creemos que los programas de telemedicina persiguen por parte de los empresarios de la salud el objetivo de redoblar ganancias, y tienen tres consecuencias
gravísimas:
- Rompen la relación médico-paciente
- Atentan contra la salud de la población
- Precarizan aún más las condiciones laborales del médico del sector privado